Imaginaria: Un juego de niños (y 3)

Última serie de fotos de niños que juegan a morir sin saberlo.

Un tierno infante con banda a la cintura que reza Jugendwehr (Fuerza de Defensa Juvenil). Formar soldados lleva tiempo, mejor si llegan a la adolescencia con los deberes básicos anclados en el cerebro. Y pensar que estas fotos provocarían tiernas miradas y sonrisas en padres y abuelos.

Un par de ulanos de tímido gesto, tal vez acogotado por la soldadesca que se adivina alrededor. No debían estar cómodos y parecen sentirse el blanco de todas las miradas. El uniforme tiene un extraño doblez a la altura del pecho, tal vez para que valiese a criaturas de distinto grosor.

Niño checo con uniforme austrohúngaro. Dice Wikipedia que las dos estrellas al cuello indicaban el rango de cabo en el Ejército del viejo Imperio. Águila bicéfala en el gorro y bolsillos en la guerrera donde podría caber un cartón entero de tabaco. Le hará falta en la trinchera.

Dos ratones desorejados norteamericanos. Uniforme detallado, polainas incluidas, y extraño modo de llevar la hebilla del cinturón. La boina de seta también da el cante por extraña.

Una foto en la que alguien escribió un «¡Joven Alemania! ¡Fieles a nuestros padres! Guerra Mundial 1914-15». Tal vez pensó que la guerra iba a ser como un curso escolar: unas vacaciones por Francia y Bélgica y a casa para el verano. Curioso el brazalete de la Cruz Roja, pero el espadín delata otras intenciones. Pues nada, a seguir con la fidelidad a los padres y a continuar con la tradición de hacer guerras que al final todos pierden.

Tal vez un jovenzuelo holandés por el nombre del fotógrafo. Curiosa imagen en color y con uniforme que más parece de finales del siglo anterior, incluso podría valer en la Guerra Civil norteamericana. ¿Y si fuese un cadete?

Un doughboy estadounidense que valdría para publicitar cajas de galletas o paquetes de pañales patrióticos. Viste el peor uniforme de los usados en la Gran Guerra, con ese sombrero del Salvaje Oeste, pensado para cabalgar al sol en busca de indios. Cuando empezó a llover plomo y volar metralla, hubo que adoptar otro. A la fuerza ahorcan.

Otro hulano alemán con sable, fusil y hombreras sin proporción. A falta de caballo, bien vale una silla.

Dos hermanos infantes de sable y fusil con cara de ser bastante colegas de Morfeo. El casco con el prominente 74 indica el 1er Regimiento de Infantería de Hannover (74 en el Ejército Imperial). Esta unidad ya llevó lo suyo en la Guerra franco-prusiana y luego en la Gran Guerra, momento que parece reflejar la imagen.

Un hermano mayor alistado para morir por la Patria. Todos queremos ser como tú. Ojalá lograse volver y padecer la posguerra en lugar de quedarse para siempre en una fosa en cualquier lugar del frente ruso.

No, las aletas de la bomba no están accidentalmente dobladas. Se colocaban así para que girasen al caer perpendicularmente y atravesasen obstáculos o se hincasen en el suelo y fuesen más destructivas. Aunque no lo parezca, es un niño con tirabuzones que parece sacado de una novela de los Tres Mosqueteros. Con su trajecillo marinero de inocencia, es fácil presa de la propaganda. Es curioso, primero los convertimos en soldados y luego los usamos para hacer ver con qué crueldad los aniquilan los enemigos, esos que un día fueron también niños jugando a soldados. A la postre todo no es más que un juego de niños.

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